En el umbral de la puerta, con serenidad, casi mecánicamente, nos despedimos con corrección de este molesto y desagradable invitado llamado 2009, y casi sin darnos cuenta, con serenidad, casi mecánicamente, le damos la bienvenida a un desconocido llamado 2010.
Es nuestro nuevo huésped.
2009, lánguido y con nombre de baratija, último eslabón de una extraña década, llegó con los peores augurios, desaliñado, decadente, como condenado a cumplir un compromiso. Y no levantó cabeza.... estaba sentenciado desde el minuto uno. Como un balón sin aire.
365 dias han pasado desde entonces. Y a pesar de los pesares todavía hay síntomas de vida en este lado de la galaxia llamado Castilla y León. Y diría más, hay vida más allá de esa gigantesca medusa llamada "La Crisis", y más acá, y arriba, y abajo, incluso parece que hay vida dentro, y si te pones a mirar con detenimiento.... oh ¡, ¿donde se ha metido "La Crisis"? Parece que empequeñece si uno mira bien lo que hay, lo que queda, lo que tenemos, lo que mantenemos, en lo que creemos y lo que pretendemos.
Hoy, como todos los 24 y 31 de Diciembre, Castilla y León tiene más habitantes que nunca. Los que están y los que no tendrían que haberse visto obligados a irse. Y hoy, cuando pensemos en nuestros deseos para 2010, es un buen día para mirar bien lo que hay, lo que nos queda, lo que aún tenemos, lo que pese a todo mantenemos, en lo que creemos y lo que pretendemos en esta privilegiada tierra.
2010 puede ser el año de las esperanzas, de los avances, de la ilusión, de las ideas, de las bolas de nieve del cambio. Pero ese cambio pasa primero por mirar lo que tenemos y en lo que creemos.
Y creer en ello.
Feliz año 2010 a tod@s.
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