Día de la Mujer
El día 8 de marzo se celebra el Día de la Mujer. No soy amiga de celebrar, con días especiales, nada porque considero que el Día de la Mujer, de la Lucha contra el SIDA o de la Discapacidad, por citar solo unos ejemplos, deberían estar marcados todos los días del año. A las puertas de la celebración de este Día de la Mujer, se multiplican los reportajes, programas especiales que explican la situación de las féminas en todo el mundo. Si bien, hay informaciones que se repiten todos los años: situación laboral, discriminación…existen otras en las que el protagonismo lo tienen las mujeres de países menos desarrollados que el nuestro y cuya situación es mucho más dura que la nuestra.
En España, hemos sabido que cobramos menos que los hombres por desempeñar el mismo puesto de trabajo y que también, en este momento de crisis global, nos afecta el paro. Desde luego que no se ha descubierto nada nuevo. Muchas de las mujeres que lean este post estarán en esa situación de fragilidad laboral e incluso de ruptura con los sistemas de producción en estos momentos. Pero no nos engañemos, esas mujeres siguen trabajando en casa porque aunque hayan tenido un trabajo remunerado fuera de sus hogares, una inmensa mayoría también trabajaba antes entre las cuatro paredes de su casa, sin que esta labor fuera reconocida y mucho menos remunerada. Parece que cuando una mujer se dedica a su casa es menos reconocida por la sociedad y menos valorada. Nada más lejos de la realidad.
Pero más allá del debate que pueda suscitar la situación laboral de la mujer fuera o dentro de su casa, hay aspectos más importantes que se han dado a conocer sobre la situación de la mujer en el mundo en las jornadas previas a la celebración del Día de la Mujer. Hay países en los que por el mero hecho de nacer con vagina y no con pene, unos seres humanos ya están discriminados desde la cuna. Me ha sorprendido, sobremanera y para mal, la situación de la mujer en Guatemala donde el feminicidio parece ser constante o cómo las mujeres en muchos países todavía se ven sometidas a la ablación genital fruto de supercherías y tradiciones macabras.
En los países occidentales, nos preocupamos mucho de cuál es nuestra situación pero nunca nos debemos olvidar de que existen mujeres que todavía están mucho más lejos que nosotras de conseguir la igualdad. Lo que une a ambas sociedades, las más avanzadas y las menos, es que la mujer sigue siendo objeto de maltrato de toda índole. La crueldad máxima llega cuando las mujeres pierden su bien más preciado, la vida, con diversas excusas pero ninguna de ellas justificada.
La reflexión que me queda por hacer ante el Día de la Mujer es que este día se lo debo a todas las mujeres que me han precedido y han sentado las bases de la libertad de la que gozo para elegir mi destino, entre ellas mi madre y mi abuela, mujeres con otra educación pero con una idea de la libertad y de la independencia que sorprendería a muchos. También debo celebrar este día por todas aquellas mujeres que no tienen mi libertad y que luchan como pueden para salir de la miseria, no solo económica, sino humana que las rodea.
Va por ellas.
Artículo de Marta Perez, miembro de Think-CyL
