viernes, 22 de octubre de 2010

Los riesgos de ser mujer y tener poder

Por Marta Pérez.
Sobre las palabras del alcalde de Valladolid a la Ministra Sanidad
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En los últimos meses hemos asistido a descalificaciones hacia mujeres con altas responsabilidades en el Gobierno y, en algún caso, también en la oposición. El posado de las Ministras del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en una famosa revista no sentó bien a muchos y fue un filón de duras críticas hacia estas mujeres ¿Hubiera sucedido lo mismo de haber sido hombres los protagonistas?. Lo mismo sucedió cuando una de las caras más conocidas de la oposición se decidió a posar en un suplemento dominical ¿Hubiera sucedido lo mismo de haber sido un hombre el protagonista?. Los últimos asaltos críticos nos llegaban desde fuera de nuestras fronteras cuando un medio impreso alemán presentó un artículo sobre, otra vez, las Ministras del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que no las dejaba en muy buen lugar.

Entre tanto se han alimentado estas críticas con intervenciones solapadas en contra de las mujeres que se han encargado de dirigir Ministerios y Consejerías y estas críticas no sólo se han centrado en su gestión sino en otros aspectos más livianos como su aspecto físico.
Pero el momento en el que se ha colmado el vaso de mi paciencia y la de muchas mujeres y otros tantos hombres ha sido con las palabras que el alcalde de Valladolid ha dirigido a la nueva Ministra de Sanidad e Igualdad de Oportunidades
Han sido un conjunto de palabras soeces, cargadas de muy mala baba y, desde luego que si su intención era salir en los medios de comunicación a nivel nacional, lo ha conseguido con creces. El alcalde vallisoletano ha tenido tantos o más minutos en televisión y en radio que la toma de posesión de la ofendida. Ya está bien. Podremos juzgar si quien accede a un cargo público, hombre o mujer, está capacitado o no para ello, pero lo que no tiene ninguna justificación es que hagamos valoraciones de su aspecto físico. Habitualmente de ellos (hombres) no se dice si son calvos o no, si la barba o la cara rasurada les queda bien o si el traje que usan es de hace quince temporadas. Nadie se preocupa de saber cuál es su gasto en ropa mientras que en el caso de las mujeres se analiza, lo que se gasta en bolsos, zapatos o si repite traje o no e incluso cómo lleva el pelo o a qué se debe un determinado cambio de imagen.

Lo más triste de todo es que las mujeres, cuando entran en política o dirigen grandes empresas, se ven sometidas a las críticas de unos ojos inquisidores más propios de la Edad Media que del siglo XXI. Queda mucho trabajo por hacer a favor de la igualdad que pasa, entre otras muchas cosas, por no juzgar a la mujer por su aspecto físico y sí por su capacidad de trabajo.

Lo que ha sucedido con el alcalde de Valladolid no es un caso aislado. Muchos periodistas, tertulianos y demás, han cargado y cargan sus tintas contra las mujeres con cargos públicos con mayor facilidad que hacia los hombres.

Y luego hay quien se pregunta si es necesario un Ministerio de Igualdad. Creo que no cabe ninguna duda, hay mucho trabajo por hacer.



viernes, 24 de septiembre de 2010

¿Sueño?…No, tremenda realidad

Por Marta Pérez

Grandes espigas doradas me rodean en un día muy luminoso, hay mucha gente a mi alrededor. Me tocan, me besan, me dan la enhorabuena…A mis pies se sitúan políticos, consejeros y directores generales que me ofrecen un buen trabajo, una buena casa y las mayores comodidades. Les pregunto: “¿Por qué?” Y su respuesta es: “Esta contribuyendo a evitar la despoblación en esta región y a dotar a la Comunidad de una persona que investigará o trabajará para mejorar el futuro de esta tierra”. Pero no soy la única que recibe regalos. Somos muchas mujeres con bebés en brazos las que caminamos, junto a nuestras parejas, por el trigal y a nuestro paso sólo nos encontramos con sonrisas y felicitaciones…Vaya! Suena el despertador. Era sólo un sueño. Es lo que tienen los embarazos que a una le da por soñar con cosas raras.

Cuando supe de mi embarazo me invadieron sensaciones contradictorias. A la felicidad se unió la incertidumbre por una situación económica complicada. Afortunadamente, mi pareja y yo tenemos trabajo, pero no es una garantía de estabilidad en estos tiempos que corren. Entre huelgas, reformas laborales y negociaciones sobre presupuestos, muy pocos se acuerdan de quienes se dedican, con un pequeño granito de arena, a contribuir a evitar la despoblación y a aportar mano de obra para que, en un futuro, se mantenga el sistema de prestaciones sociales. Más allá de los sentimientos y las emociones, la maternidad y paternidad también es eso, contribuir al crecimiento de la sociedad en la que vivimos.

Desgranar las ayudas que se reciben por traer nuevas personas a esta tierra, llamada Castilla y León, enmarcada dentro de España, sería un tanto triste sobre todo si nos comparamos con los países del norte de Europa. Las ayudas de la Comunidad y del Gobierno central se antojan insuficientes en muchos casos: el cheque-bebé tiene fecha de caducidad (que conste que no sé lo que es porque no lo recibí con mi primer hijo por sólo cinco meses y con el segundo tampoco voy a llegar por cuatro meses); las bajas por maternidad son insuficientes y contradictorias con las directrices que marca la OMS respecto a la alimentación infantil mediante lactancia materna; de las bajas por paternidad mejor no hablo porque, incluso antes de aumentar el permiso a cuatro semanas, se vuelve a quedar en dos por falta de presupuesto; respecto a la deducción de 100€ al mes hasta que los niños cumplen tres años ¿A partir de esa edad los niños no tienen que ir al colegio o a guarderías, no comen, no se visten…?, ¿Qué pasa con los hijos de madres que no trabajan?; las ayudas a guarderías tampoco llegan a todas las familias…Podría seguir así y completar líneas y líneas, sobre todo, si comparo Castilla y León y España con países donde el Estado del Bienestar es un verdadero Bienestar. Soy consciente, también, de la situación complicada en la que viven muchas mujeres que han decidido renunciar a su derecho a ser madre para evitar problemas en el trabajo. A otras nos miran con cara rara por decidir tener más de un hijo: “¿No tienes miedo a quedarte sin trabajo?”. No

Lo peor es que seguiremos oyendo a todos los partidos políticos que se intenta potenciar las políticas de conciliación de la vida familiar y laboral y de apoyo a la maternidad y a la paternidad. Yo pido políticas reales en las que se apueste por las personas y no por las cuentas de resultados.