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MANIFIESTO POR EL CAMBIO EN CASTILLA Y LEÓN

Estamos en vísperas de que los ciudadanos castellanos y leoneses decidamos con nuestro voto el futuro de nuestra Comunidad que necesita profundizar en la solución de los graves problemas de fondo, desde el envejecimiento y la despoblación, hasta la convergencia entre los distintos territorios que permita equiparar el nivel de renta de los ciudadanos.

Los graves problemas del mundo agrario, que después de expulsar a gran parte de los que hasta hace poco vivían y trabajaban, de la agricultura y la ganadería, aun no tienen horizontes claros para su futuro. El impulso en la creación de nuevas empresas, así como la investigación y renovación tecnológica de las existentes que faciliten la oportunidad de más y mejor empleo para nuestros jóvenes. Es preciso acometer con seriedad la Ordenación del Territorio como un compromiso de estado de la Comunidad

Es urgente un nuevo esfuerzo en incorporar a todos los ciudadanos en el proyecto de transformar una Región desestructurada, en una Comunidad avanzada y solidaria. Tarea en la que todos tenemos responsabilidad, de manera especial las instituciones que vamos a elegir. Sin ánimo de ser exhaustivos y asumiendo nuestra responsabilidad como ciudadanos libres, queremos:


DECLARAR:


Que después de veintiocho años de la aprobación del Estatuto de Autonomía y de las primeras elecciones autonómicas, la situación política, social y económica de Castilla y León dista mucho de ser aquella que soñaron quienes promovieron los movimientos regionalistas y quienes hicieron posible, con su organización o con su presencia, las concentraciones del 23 de abril en Villalar de los Comuneros. La ilusión ha sido sustituida por el conformismo; el impulso, por la pasividad; las iniciativas, por el mero continuismo, y el compromiso, por la resignación.
Veintiocho años después de aquel 1983, no ha cuajado suficientemente el sentimiento regional (algo tendrán que decir quienes gobiernan aquí desde 1987), los ciudadanos tienden a desentenderse de los problemas generales de su tierra, cunde el pesimismo sobre el futuro de muchas zonas, sobre todo rurales, y Castilla y León no despega. Al contrario, parece estancada, con un encefalograma plano peligroso para su propia supervivencia, especialmente si tenemos en cuenta el grado de despoblación y envejecimiento de numerosos pueblos, condenados a la desaparición sin que, hasta ahora, se hayan aplicado medidas eficaces para frenar la sangría. A veces, ni siquiera se ha acertado con el diagnóstico.
Este estado de la Comunidad se ha agravado con la llegada de la crisis y sus consecuencias: pérdida de empleo, desmantelamiento o fuerte debilitamiento en algunos sectores productivos, caída del PIB, frenazo a proyectos de infraestructuras, culturales y medioambientales y amenaza para derechos sociales y laborales, entre otros.
La situación, pese a ser difícil, no es irreversible. Para afrontarla, hacen falta decisión, compromiso y creer en las soluciones. Es más, es necesario creer en Castilla y León, como tierra y como empresa colectiva, como proyecto vital común. O sea, recuperar el espíritu que llevó a finales de los 70 a miles de personas a pedir la autonomía para Castilla y León y a soñar con un futuro mejor para sus gentes y su territorio.

Conscientes de que estamos en un momento clave y de que no se puede perder más tiempo, hacemos un llamamiento a las instituciones y a la sociedad de Castilla y León para:

1) Alentar un nuevo proyecto político que parta de una visión global e integradora de Castilla y León y tenga a Castilla y León como eje y centro de sus actuaciones sin fomentar ni acentuar las divisiones y desequilibrios existentes ahora. Lograr que ese proyecto esté, además, basado en valores éticos y solidarios, alejados del caciquismo y del clientelismo que tanto daño han hecho y siguen haciendo a nuestra tierra. Tenemos la sensación de que no hacen falta más leyes sino que hacen falta conductas ejemplarizantes, responsabilidad y compromiso con Castilla y León en la toma de decisiones políticas. La Junta no puede ser, como ocurre con demasiada frecuencia, una mera gestoría.

2) Poner todos los medios y esfuerzos posibles para hacer frente a la crisis, sin utilizarla, como viene sucediendo, para hacer oposición al Gobierno de España. Es necesario y obligado llegar a acuerdos y empujar todos en la misma dirección para conseguir romper la dinámica actual y crear empleo con puestos de trabajo en todos los ámbitos, especialmente en el de los jóvenes, obligados ahora a emigrar.

3) Fijar la lucha contra la despoblación como un elemento esencial de la acción política sin descartar, incluso, planes de repoblación y buscar la integración de los inmigrantes que ya residen aquí. De nada valdrán, si llegan, aumentos de renta o mejoras económicas si cada vez somos menos y más viejos. No conviene olvidar que, hasta ahora, no han servido para nada, o muy poco, los planes y medidas anunciados por la Junta.

4) En esta lucha por un futuro mejor tiene que jugar un papel destacado la conservación y el aprovechamiento racional del Medio Ambiente como factor clave para conseguir un desarrollo sostenible.

5) En el aprovechamiento de los recursos medioambientales se inscribe el fomento de las energías renovables, que deberá hacerse de forma regulada para evitar que unos pocos se lucren con lo que es de todos y para impedir que esos avances tecnológicos rompan el equilibrio natural y dejen secuelas irreversibles que podrían dañar otra de las vertientes del aprovechamiento medioambiental: el turístico.

6) Lograr una gestión integral y pública del agua, recurso que aún abunda en Castilla y León y que hay que cuidar con mimo apartándolo de especuladores y de batallas partidarias.

7) Apoyar a la agricultura y a la ganadería como sectores vitales, no sólo económicos y productores de alimentos sino como forma de vida y como expresión social y cultural sin la que no se entendería el alma de nuestra tierra.

8) Apostar decididamente, y a todos los niveles, por la educación, la investigación, la innovación y las nuevas tecnologías, en definitiva por la Sociedad del Conocimiento. No será posible fijar población en el medio rural si no llega la banda ancha o si acceder a Internet es toda una aventura incómoda y costosa. En este apartado, será básica la labor de todas las universidades de Castilla y León.

9) Asegurar y potenciar los servicios sanitarios y sociales de todo tipo para garantizar el mejor nivel de vida posible a todos los castellano-leoneses independientemente de su lugar de residencia. Reclamamos, en este terreno, un mayor protagonismo del sector público y nos oponemos a la privatización de servicios que son claves en el Estado del Bienestar.

10) Ayudar a mantenerse y a crecer a otros sectores que también desempeñan un papel importante en la economía de Castilla y León como son, entre otros, la minería, la artesanía, la creación artística y cultural, la restauración de monumentos y la gastronomía.

11) Trabajar en todos los frentes para conseguir un mayor protagonismo y peso de Castilla y León en el ámbito nacional. Pensamos que ahora tiene mucho menos de lo que corresponde a su historia, situación y potencialidad.

12) Intentar que la imagen de Castilla y León en España y en el mundo vaya también asociada a los conceptos de modernidad, cambio y vanguardia y no sólo a los de tradición, continuismo e inmovilismo, como pasa con demasiada frecuencia.

Estas metas serían inalcanzables si, además de medidas y actuaciones políticas, no se produce un compromiso amplio, hondo y duradero de los ciudadanos con su tierra; si no ejercemos plenamente esa condición de ciudadanos; si no participamos; si no proponemos alternativas y abandonamos el individualismo y el fuerte egoísmo vital en el que ahora estamos sumidos, que han colaborado, y mucho, en la creación del actual clima de atonía. Todo ello teniendo presente, ahora y siempre, que en Castilla y León no sobra nadie que, piense como piense, quiera trabajar y pelear por esta tierra.

GRUPOS DE REFLEXIÓN Y COMPROMISO